Reflexión para hombres sobre la película colombiana "La Eterna noche de las doce lunas"

29.11.2013 16:33

¿Perpetuar las tradiciones o continuar la evolución?

Por Martín Montiel

 

En el transcurso de los siglos, observamos como la historia ha sido pintada, esculpida, descrita, narrada, cantada, orientada, legislada y dirigida por  hombres.  Testigo de ello son los museos que dan refugio a las grandes obras de arte; pinturas, esculturas u objetos de todo tipo, las bibliotecas donde se encuentran empilados los “chef d’oeuvre” de la literatura universal, los museos de la ciencia y los mágicos retratos creados en la industria cinematográfica.

 

Los vestigios de la actividad del hombre encontrados en las diversas cavernas, descubiertas tanto en Europa como en América Latina, nos muestran el arte rupestre y los petroglifos, señalando a través de esas imágenes que el papel principal era jugado por el género masculino.

 

En pleno siglo XXI en donde las transformaciones socio-económicas, tecnológicas y de género, parecen avanzar a la velocidad de la luz, una serie de interrogantes continúan presentándose.  Cuál es el papel del hombre y de la mujer en nuestra sociedad actual?  El hombre debe seguir siendo el “padre abastecedor” y la mujer “la cuidadora de los hijos”?

 

Resulta curioso imaginar que incluso las formas de distracción para las mujeres son organizadas, concebidas, definidas y elaboradas por Hombres.  Hace unos años leí un artículo de una mujer sueca que protestaba por el hecho que la pornografía dedicada a las mujeres no era hecha por las mismas mujeres sino por hombres.  “Ver un hombre completamente desnudo en una foto corresponde más a la fantasía que se hacen los hombres de las mujeres” decía indignada la ciudadana escandinava.

 

Pero volvamos a nuestra reflexión, si la tradición ha sido que el hombre garantice el sustento y la protección de la familia, y la mujer se encargue del cuido de los niños y del “papá” también, seguimos por el mismo camino o avanzamos hacia algo nuevo? Y eso nuevo que podría ser? Invertir los papeles o buscar la paridad?

 

LA ETERNA NOCHE DE LAS DOCE LUNAS, película-documental  de la directora colombiana Priscilla Padilla, presentado en el Festival de Cine FILMAR, nos muestra desde diferentes ángulos como los Wayúu, el grupo autóctono más representativo de Colombia, transmite el saber de generación en generación “a través la óptica  y las enseñanzas de las mujeres”. 

 

Ubicados en la península de la Guajira en la frontera con Venezuela, y repartidos entre ambos países, los Wayúu, viven del tejido, elaborado a mano por las mujeres, el pastoreo, la agricultura y el comercio del cual se encargan los hombres. Según registros del 2005 et del 2011, la población total entre los dos Estados es de 600 000 habitantes (Venezuela: 415 498 hab. (censo 2011) Colombia: 270 413 hab. (censo 2005)

(1 wikipedia https://es.wikipedia.org/wiki/Pueblo_way%C3%BA )

 

En su documental, Priscila Padilla nos invita a compartir, al extremo de convertirnos en “voyeurs” de los detalles de un rito milenario de la preparación de las niñas a la edad adulta, practicado por esos aborígenes.  Según el calendario Wayúu, calculado en lunas, soles y lluvias, las futuras mujeres se prestan, voluntaria o involuntariamente, a una costumbre que consiste en un aislamiento total, llamado “el encierro” en espera de su primera menstruación.

 

Durante ese periodo que dura 12 lunas, 365 soles y un aguacero, las pre-adolescentes deben tener contacto únicamente con mujeres, pero no cualquiera.  Las que las asisten deben ser mujeres en buena salud, de buenas costumbres y que no hayan tenido más de un hombre en su vida.  Las iniciadas deben recibir tres baños de luna, aprender a fabricar tejidos, y el resto del tiempo permanecer recostadas en hamacas, de manera rígida de los pies a la cabeza, evitando hacer movimientos.  Una de las principales  cosas que tienen prohibidas es reírse bajo ningún pretexto.

 

Una vez terminado el rito, comienzan a llegar los pretendientes al matrimonio, quienes independientemente de la edad, hacen ofertas en cabras, asnos u objetos de valor para poder llevarse la que consideran “una mujer ejemplar”.

 

Si volvemos al mundo trepidante del llamado desarrollo tecnológico, en donde tenemos tantos objetos para comunicar, que no logramos ponernos en contacto, con tanta información que no logramos digerir, en donde hace falta espacio para colocar tantos objetos, en un mundo lleno de polución, en donde se inventan cosas para mantenernos jóvenes, en donde nos introducimos objetos para aumentar el volumen de nuestros cuerpos y en donde damos más importancia  al objeto que al  humano, podríamos preguntarnos qué es más importante  seguir con las tradiciones o evolucionar hacia lo desconocido?